April 11, 2024

¿Me puedo fiar de esta vacuna?

En 1796 se descubrió la primera vacuna contra la viruela, hito considerado como uno de los puntos de inflexión en salud. 200 años después seguimos creando vacunas y no dudamos de que estamos mejorando nuestra calidad de vida… Porque no dudamos, ¿verdad?

Alberto Aldea

Introducción a la tuberculosis

24 de marzo, Día Mundial de la Tuberculosis. Esa es una de las primeras noticias con la que me levanté aquel domingo. Hacía mucho que no escuchaba hablar de esta enfermedad, así que me puse a curiosear un poco y encontré cosas muy interesantes.

La tuberculosis es una enfermedad producida por la bacteria Mycobacterium tuberculosis. Esta bacteria ataca por lo general infectando los pulmones, aunque existe la posibilidad de que afecte a otros órganos como los riñones, la columna vertebral o el cerebro. Pese a ser un microorganismo patógeno, es posible que al introducirse en nuestro organismo no genere ningún tipo de sintomatología, por lo que pueden darse dos situaciones:

  • Infección de tuberculosis latente: en ella la bacteria vive en el organismo, pero se encuentra en un estado de latencia, ya que no es capaz de reproducirse de manera exponencial. Esto se debe a que nuestro sistema inmune es capaz de tener la situación bajo control, por lo que su población no aumenta, y esta no puede propagarse ni causar sintomatologías o afecciones. Se es por tanto portador de la enfermedad, pero no se sufre sintomatología ni se es capaz de transmitirla.
  • Enfermedad por tuberculosis: en este caso, la elevada proliferación de la bacteria hace que se propague por el órgano afectado, origine la sintomatología y se desarrolle la enfermedad.

En nuestro caso, obviamente nos preocupa la segunda situación, pero ojo, que existen casos en los cuales aquellas personas con la variante latente pueden revertir la situación y acabar desarrollando la enfermedad. Al afectar principalmente a las vías respiratorias, los síntomas están relacionados con ellas. Los más característicos son:

Hablamos por tanto de una sintomatología complicada y que puede extenderse durante muchos días. Además, al tratarse de una enfermedad que afecta principalmente a las vías respiratorias, esta se transmite por medio de la emisión de aerosoles que expulsa la persona infectada, con lo que su mecanismo de propagación es eficaz y sencillo. El afectado inhala estos aerosoles, y si su cuerpo no es capaz de combatir el patógeno, este caerá infectado también.

En España, la tasa de afectados por tuberculosis es de menos de 10 casos por cada 100.000 habitantes, por lo que existe una baja prevalencia. El caso de la mortalidad es más bajo aún, teniendo una tasa de mortalidad de 0,56 personas por cada 100.000 en datos registrados desde el 2015 al 2020. Las personas más vulnerables a la enfermedad son aquellas cuyo sistema inmune se encuentra parcialmente activo o poco desarrollado (inmunodeprimidos, pacientes de VIH, ancianos, bebés y niños pequeños…). 

La detección de esta enfermedad se suele realizar mediante muestras de esputos del paciente, radiografías del tórax u otros análisis en función del órgano afectado.

El tratamiento para estos casos de tuberculosis se realiza mediante antibióticos, ya que al ser una bacteria, esta es sensible a esta clase de medicamentos. Isoniazida, Rifampicina , Pirazinamida, Etambutol y Estreptomicina son los más usados. Existe también una vacuna contra la enfermedad bastante conocida, la BCG o bacilo de Calmette-Guérin.

Esta vacuna es una de las más famosas debido a que es también una de las más antiguas, y ha demostrado una eficacia muy elevada en todos estos años.

El impacto de la tuberculosis en el planeta

Entonces está todo controlado, ¿no? Si echamos un vistazo a los datos de España, no parece que sea una enfermedad como para tener en cuenta. 

Pues hay que dejar de mirarse el ombligo, y empezar a ver que no estamos solos en el mundo, si no que compartimos planeta con otras millones de personas.

La tuberculosis a nivel mundial fue en 2022 la segunda enfermedad infecciosa más mortífera con más de 1,3 millones de fallecidos, sólo por detrás del COVID-19. Si comparamos los casos de España con los recogidos a nivel mundial nos damos cuenta de que aquí es una enfermedad irrisoria. Y si vemos el número de afectados, se han registrado unos 10,6 millones de casos en todo el mundo. La cosa cambia, ¿verdad? Mientras que en España la tasa de mortalidad es muy inferior al 1%, si miramos al resto del globo esta crece a un 10%, o lo que es lo mismo, 1 de cada 10 personas que padecen la enfermedad acaba falleciendo.

Tenemos vacunas, antibióticos, medidas profilácticas… y sin embargo seguimos encontrando estos datos. La causa es muy simple:, muchos de los recursos sanitarios no llegan a las zonas más afectadas. Cuando vivimos bajo la tutela de la Unión Europea es sencillo obtener casi cualquier medicamento, pero, cuando nos alejamos a aquellos países en vías de desarrollo donde las condiciones de vida son muy inferiores, la cosa cambia. El recurso más práctico en estos casos es la vacunación a menores mediante la vacuna BCG, lo que ha ayudado mucho a contener la enfermedad en este tipo de países. El caso de los antibióticos es más complicado porque, al ser un tratamiento de larga duración, lo hace muy costoso. Sin embargo existen pegas para esta vacuna:

  • Su eficacia solo es elevada si se administra en etapas tempranas, en adultos su eficacia disminuye muchísimo.
  • Se ha visto que esta vacuna es útil para aquellas tuberculosis que se den fuera de los pulmones, pero no tanto para las intrapulmonares.

¿Cuál es la solución actual entonces para todas estas personas? Por desgracia, sólo unos pocos conseguirán ser lo suficientemente afortunados para poder costearse el tratamiento, por lo que estos países siguen dependiendo de factores económicos.

Una nueva alternativa terapéutica: MTBVAC

Vaya manera de celebrar el Día Mundial de la Tuberculosis, ¿no?. Pues aquí os traigo una buena noticia, y es que Biofabri (filial del Grupo Zendal y con sede en España) está desarrollando una vacuna candidata para el tratamiento general de la tuberculosis llamada MTBVAC. Es una vacuna, y cito textualmente:

“MTBVAC es una vacuna atenuada como la actual vacuna en uso BCG que tiene 100 años de antigüedad. La mayor diferencia es que MTBVAC, al derivar de una cepa aislada de humanos con tuberculosis y BCG de una cepa aislada de vacas con tuberculosis, MTBVAC contiene mayor número de antígenos, incluidos los que se perdieron en BCG a causa de su atenuación”.

Esta vacuna se está desarrollando con dos motivos ante las desventajas que presenta la BCG:

  • Mayor eficacia y duración en recién nacidos.
  • Prevención de la enfermedad en adultos.

Actualmente se encuentra en encuentra en 2 ensayos clínicos de Fase II, uno en Sudáfrica en población infantil apoyado por European & Developing Countries Clinical Trials Partnership , y el otro para adultos patrocinado por IAVI y apoyado por los Institutos Nacionales de Salud y el Departamento de Defensa de EEUU a través del Programa de Investigación Médica Dirigida por el Congreso.

 

Los resultados obtenidos de esta fase según Biofabri:

“Están aún sin publicar, pero tanto la Fase 2 de bebés como la Fase 2 de adultos han mostrado que MTBVAC es tan segura como BCG y más inmunogénica y han permitido seleccionar la dosis de MTBVAC para ir a los siguientes estudios en África de Fase 3 en bebés recién nacidos actualmente en marcha y Fase 2b de adolescentes adultos, en fase de preparación”.

Una vacuna que podría provocar de aquí a unos pocos años un enorme descenso de casos y muertes por tuberculosis. Y encima podemos sentirnos orgullosos aquí en España de ser nosotros quiénes la estemos produciendo.

 

Así sí que se puede celebrar este día, sabiendo que muy pronto podremos mirar esos datos pasados y podremos dejar atrás una de las enfermedades que más personas se han llevado.

Pero, ¿de verdad apoyamos las vacunas?

Has leído un artículo general sobre la tuberculosis y ahora te estarás preguntado: ¿y a qué narices viene ese título inicial? Pues déjame ponerte en contexto.

Una vez había terminado de informarme acerca de esta nueva vacuna, quise comentarlo de manera cotidiana con personas cercanas. Todos (o al menos casi) estaremos de acuerdo en que el desarrollo de esta vacuna es una gran noticia, ¿verdad?. Pues me llevé una grata sorpresa cuando al comentarlo escuche una frase parecida a la siguiente:

“Yo es que de las vacunas ya… No sé, no me fío.”

Y de ahí la conversación avanzó sobre los posibles efectos secundarios de las vacunas, provocando la salida a escena de un viejo conocido que llegó para quedarse siempre con nosotros: el COVID-19. Surgieron frases como:

“Es que la vacuna causa trombos”
“Yo desde que me la puse me siento a veces peor”
“Yo creo que fue un plan del gobierno para controlarnos”
“A mí no me ponen ni una vacuna más ni aunque me obliguen”
“Fijo que la vacuna no vale para nada”

Guau, quée analfabetos, ¿verdad?. Cómo pueden dudar de un producto que tiene numerosos controles de calidad, que se sigue analizando día tras día, que lleva a sus espaldas incontables horas de trabajo... Menuda estupidez es dudar de las vacunas, eso solo lo harían unos ineptos como los del ejemplo de arriba.

Déjame decirte que quizás dudan porque ven el lado malo de las vacunas, porque sufren los efectos secundarios que no todos tienen o porque quizás, no tienen toda la información que necesitan. 

Nadie nace sabiendo, y en un mundo tan complejo como es la industria farmacéutica y la salud, ni los propios profesionales tienen la verdad absoluta ni un conocimiento omnisciente. Por eso se hacen conferencias, se crean consejos y se unen las mentes, para llegar entre todos a un acuerdo sobre qué es lo potencialmente positivo para la mayoría de las personas. En eso consiste, en ayudarnos los unos a los otros para un bien común.

Conclusión

Los que estamos dentro de la industria nos hacemos una idea de lo que hay, y podemos comprender cosas que a muchos otros se les escapan.

 

Las vacunas han salvado a incontables personas, han mejorado la calidad de vida de millones y son uno de los recursos más valiosos que tenemos, pues poco a poco podemos hacer frente a enfermedades mortales que llevan existiendo desde los inicios.

Por eso, tenemos que ayudar a entender a aquellos que están en el otro lado de que todo esto es por el bien común, y a que todos los profesionales están dando su 100% para hacer de este mundo un lugar un poco mejor. 

Si ves que alguien duda, échale un cable, hazle ver que no todas las vacunas son perfectas, pero que los efectos positivos son mucho mayores que los negativos. No catalogues a la gente de inepta solo porque no tengan el conocimiento adecuado, pues muchos de ellos no tienen tiempo ni para pensar en su día a día como para ponerse a estudiar temas complejos como las vacunas. 

Sé empático, ayúdales a entender y no juzgues a la gente, pues el potencial del ser humano se desarrolla cuando todos remamos en la misma dirección. Y ahora mismo lo estamos haciendo. Cada día que pasa, el trabajo de muchos se ve reflejado en datos como fueron la erradicación de la viruela o el mismo COVID-19 con su reducción en la tasa de mortalidad. Si seguimos por este camino, llegaremos mucho más lejos, así que preocupémonos de ir todos juntos de la mano y en armonía, y no abandonemos a aquellos que pueden perderse en el desvío de la desconfianza.

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